¿Se avizora un auto golpe?

Se observa con gran preocupación el interés del gobierno por profundizar la brecha social que ha creado, por polarizar aún más a la población generando odio de razas y de niveles económicos, por establecer una dictadura con visos de democracia, por imponer una Constituyente que le permita a la desprestigiada izquierda aferrarse por mucho tiempo al poder aun a costa de la perdida de libertades, de la violación de las leyes, de llevar al país a un nivel de miseria similar a lo generado por el socialismo del siglo XXI en países como Venezuela, Cuba o Nicaragua.

El enfrentamiento entre comunismo y capitalismo continúa a todo vapor incluyendo otros participantes, como es el caso de China, que busca establecer un nuevo orden mundial, mientras que Rusia e Irán incrementan socios en América Latina; el país está enfrentado a un libreto internacional que ha sido impuesto desde hace mucho tiempo por la izquierda, como el Foro de São Paulo, donde establecieron la estrategia de penetrar las juventudes, la educación, la justicia, la política y fortalecer la narco corrupción que tanto daño nos genera, pues afecta directamente los principios y valores de la sociedad.

El jefe de gobierno amenaza con movilizaciones ciudadanas, disfrazándolas de poder popular, en caso de que no aprueben sus nefastas reformas, esto es, está incitando a que se generen enfrentamientos entre sus copartidarios y la sociedad a la que tanto odia, buscando posiblemente la explosión de una guerra civil que le permita justificar, bajo el concepto de conmoción interior, la implantación de un estado de excepción para reinar a sus anchas, legalizar ante los ojos del mundo todas sus propuestas y establecer oficialmente el socialismo con todos sus males y aberraciones.

La izquierda está preocupada por el efecto de las apoteósicas marchas de rechazo al actual gobierno, apoyadas por el pueblo y en particular por quienes se sienten engañados con la narrativa y la mentira hábilmente empleada por el jefe de gobierno y sus adeptos; tratando de minimizar el impacto de estas marchas, el Presidente, en una actuación digna de un dictador y creyendo que el país todavía le ‘come cuentos’, declaró el 19 de abril Día Cívico e invitó a que la gente salga de las ciudades, buscando disminuir la asistencia a las marchas, medida rechazada por las autoridades locales, lo cual demuestra que el gobierno ha perdido cualquier liderazgo y en general la gobernabilidad.

La respuesta de Colombia fue grandiosa y aun con lluvia, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, ricos y pobres, trabajadores y empresarios, sin necesidad de pagarles ni de traerlos en buses desde el sur del país, se unieron libremente a lo largo de nuestro territorio en un solo coro pidiendo la salida de Petro. “Lo que está en juego no son las próximas elecciones, son las próximas generaciones”, resalta un juicioso mensaje de las redes sociales.

Desde las instalaciones del Cantón Norte el jefe de Gobierno le ha propinado una bofetada a la fuerza pública que ha entregado la vida y partes de su cuerpo en defensa de los colombianos, estableciendo que a partir del momento el 19 de abril será Día Cívico, con lo cual seguramente busca que ‘se honre’ la fecha de creación de la organización delictiva a la cual perteneció. El Cantón Norte es icónico para los delincuentes del M19 porque allí se robaron 5.000 armas con las cuales esperaban crear ríos de sangre, asesinar colombianos y tomarse el poder, armas que fueron recuperadas impidiéndole a los facinerosos lograr sus macabros planes.

La informalidad del jefe de gobierno en las ceremonias castrenses ofende a los militares que visten sus galas para celebrar las glorias de su accionar legítimo y constitucional, abandono que lo acompaña como ha sucedido al ser invitado por la casa real española, cubriendo de vergüenza a muchos colombianos por la dejadez de quien los representa; los anfitriones merecen respeto.

La inseguridad se ha desbordado y el gobierno ha perdido el control de parte del territorio como en el Cauca donde disidencias de las FARC han ‘establecido’ su república cocalera independiente; la guerra ‘está viva’ en varias partes del territorio y los soldados siguen siendo secuestrados sin que haya una respuesta legítima del estado ante este delito; las cortinas de humo continúan fluyendo en un esfuerzo por opacar temas delicados como el crecimiento de un ‘ejército ilegal’, la repartición de mermelada parlamentaria, la violación del tope de campañas, las monedas virtuales, el uso de aviones de dudosa procedencia, los procesos legales del entorno familiar y muchos más.

La situación se está haciendo insostenible para la izquierda y parece que por ello ‘se está cocinando’ la declaración de la conmoción interior para justificar la constituyente, imponer la dictadura del proletariado, cerrar el congreso tratando de hacer un autogolpe como intentó Pedro Castillo en Perú. Los colombianos tenemos por delante un gran desafío para no permitir que el comunismo se apodere del país, acabe con las leyes, afecte la democracia y perdamos las libertades.